Diccionario financiero

domingo, 11 de octubre de 2015

La diferencia entre pobres y ricos

 


Compartimos un texto del libro del multimillonario T. Harv Eker:
 
¿Has oído hablar de personas que se han «colapsado» económicamente? ¿
 has dado cuenta de que hay gente que tiene mucho dinero y después lo pierde, o que tienen excelentes oportunidades y empiezan bien, pero después las desaprovechan y terminan hundiéndose?

Ahora ya sabes la verdadera causa. Visto desde fuera puede parecer mala suerte, una coyuntura económica negativa, un socio pésimo, lo que sea. Sin embargo, por dentro es otro asunto. Por eso, si entraras en contacto con cantidades de dinero importantes sin estar mental­mente preparado para ello, lo más probable es que la riqueza te durase poco y que finalmente terminaras per­diéndola.

La inmensa mayoría de la gente sencillamente no posee la capacidad interna necesaria para crear y con­servar grandes sumas de dinero, ni para afrontar el mayor número de retos que acompaña siempre al hecho de tener más dinero y más éxito. Ésa, amigos míos, es la principal razón por la que no tienen más dinero.

Un ejemplo perfecto son los que ganan la lotería. Las investigaciones han demostrado una y otra vez que, independientemente del tamaño de sus ganancias, la mayoría de las personas que ganan en la lotería al final acaban volviendo a su estado económico original, es decir, a la situación que les resulta cómodo manejar.

Por otro lado, a los millonarios que se han hecho a sí mismos les sucede justo lo contrario. Fíjate en que cuando pierden su dinero, generalmente lo recuperan en un tiempo relativamente corto. Donald Trump es un buen ejemplo: Trump tenía una cuantiosa fortuna, miles de millones de dólares. Luego, de pronto, lo perdió todo. Sin embargo, un par de años más tarde, había recupera­do su fortuna, e incluso la había incrementado.

¿Por qué se da este fenómeno? Porque, aun cuando algunos millonarios de los que se han hecho a sí mismos puedan perder su dinero, se trata de su mente «multimillonaria».

 ¿Te das cuenta de que Donald Trump jamás podria pierder el ingrediente más importante de su éxito: su mente millonaria. Por supuesto, en el «cía ser simplemente millonario? Si poseyese una fortuna neta de sólo unos millones de dólares, ¿cómo crees que se sentiría con respecto a su prosperidad económica? La mayoría de vosotros coincidirá en que probablemente se sentiría arruinado, ¡se sentiría como un fracaso total!
 
Eso es porque el «termostato» financiero de Donald Trump está puesto en la posición de los miles de millo­nes, no en la de los millones. Los termostatos financieros de la mayoría de las personas están puestos para generar miles, no millones de dólares; los de algunas personas lo están para generar cientos, ni siquiera miles, y los de otras, en la posición de bajo cero: se encuentran comple­tamente congelados ¡y no tienen la más mínima idea de por qué!

La realidad es que la mayor parte de la gente no alcanza su pleno potencial. La mayoría de las personas no son prósperas. Las investigaciones demuestran que el 80% de los individuos jamás disfrutarán de la libertad económica que les gustaría poseer, y también que el 80% ni siquiera pretenderán ser verdaderamente felices.

La razón es sencilla: la mayoría de la gente es inconsciente. Van un poco como dormidos al volante. Trabajan y piensan a un nivel superficial de la vida, basándose tan sólo en lo que ven. Viven estrictamente en el mundo visible.
Las raíces crean los frutos

Imagínate un árbol. Supongamos que representa al árbol de la vida. En él hay frutos. En la vida a nuestros frutos se los denomina nuestros «resultados». Pero miramos los frutos (nuestros resultados) y no nos gus­tan: no hay suficientes, son demasiado pequeños o no saben bien.

Entonces, ¿qué tenemos tendencia a hacer? La mayoría de nosotros pone aún más atención y concen­tración en los frutos, en los resultados. Pero ¿qué es lo que en realidad crea esos frutos concretos? Lo que crea esos frutos son las semillas y las raíces.

Es lo que hay bajo el suelo lo que crea aquello que es­tá por encima de él. Lo que no se ve es lo que crea lo que se ve. Y eso ¿qué significa? Significa que si quieres cam­biar los frutos tendrás que modificar primero las raíces. Si quieres cambiar lo visible, antes deberás transformar lo invisible.

PRINCIPIO DE RIQUEZA:

Si quieres cambiar los frutos,
tendrás que modificar primero las raíces.
Si quieres cambiar lo visible,
antes deberás transformar lo invisible.

Muchos dicen que sólo viendo creen. La pregunta que yo tengo para esa gente es: «¿Por qué te molestas en pagar la cuenta de la luz?». Aunque no puedas ver la electricidad sí puedes seguramente reconocer y utilizar su potencia. Si tienes cualquier duda de su existencia, mete el dedo en un enchufe y te garantizo que tus dudas se desvanecerán rápidamente.

Según mi experiencia, lo que no puedes ver de este mundo es muchísimo más poderoso que cualquier cosa que puedas ver. Estarás de acuerdo o no con esta afir­mación, pero en la medida en que no apliques este prin­cipio en tu vida, tendrás problemas. ¿Por qué? Porque estás yendo en contra de las leyes de la naturaleza, según las cuales lo que hay debajo del suelo crea lo que está por encima de él, lo invisible crea lo visible.
Como seres humanos, formamos parte de la natura­leza, no estamos por encima de ella. Por consiguiente, cuando nos alineamos con sus leyes y trabajamos en nuestras raíces —nuestro mundo «interior»—, nuestra vida fluye suavemente. Cuando no lo hacemos, la vida se complica.

En todos los bosques, en todas las granjas, en todos los huertos de la tierra, es lo que se encuentra bajo el suelo lo que crea aquello que hay por encima de él. Por eso es inútil que pongas la atención en los frutos que ya has cultivado: no puedes cambiar los que cuelgan del árbol. Sin embargo, sí puedes cambiar los frutos del ma­ñana. Pero, para hacerlo, tendrás que cavar debajo del suelo y fortalecer las raíces.

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